sábado, 11 de diciembre de 2010








EL CHOCOLATE: Sentimiento y Pasión
Ahora mismo tengo en mi boca uno de mis placeres favoritos: una bolita de delicioso maní cubierto de chocolate. Coloco cada bolita en mi lengua, con la seriedad y el protagonismo que un cura coloca una hostia en la boca abierta de un pecador arrepentido. Para alargar el placer (sólo me permito muy pocas), chupo la bolita hasta que el chocolate se empieza a derretir por la succión de mi lengua que me va acercando al maní. No sé por qué el chocolate me hace sentir tan feliz; es un sabor conectado directamente con mis sentimientos y mis sentidos, que me causa placer, satisfacción, cosquillas. Y quiero saborear este momento lentamente, sin prisa, una a una, sintiendo el chocolate disolverse en mi boca con el calor del sol que existe dentro de mí. 

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